domingo, 8 de junio de 2008

La vida que compramos viene en cubiteras

Ávidas de ron y azucar
de llanto dulce
y máscaras en la espalda.

Los peces me han mirado y me han reconocido.
Otra vez esas chicas.

Pienso
“Me han atravesado con la mirada”.
Tenían sed y alivio
de agua en el agua.

Mañana no lo recordaré.
Pero podré decir
altas, bajas o feas
sin temor a equivocarme.

Mañana será otro día tranquilo,
entre el cansancio de tantas hipótesis
y la deshidratación en los espejos.


El tiempo se siente menos estando quieto,
sentado a esperar
en la rivera.
Cadencia vieja que mira al mar.

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