Había mandado tapar las fotografías
que antes miraba con las manos deshechas de un hombre.
Permanece el espejo al hombro izquierdo,
dándole la espalda de si mismo
agarrado al saxofón,
como quien se apoya en los hilos de un titiritero.Las hienas en silencio.
Su música un motor perfectamente engrasado.
Se dejó transformar en vieja dama
que por las tardes habla a su mecánico
y vive de olvidar lo que creyó.
Pero le escuchan. Por fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario