martes, 29 de abril de 2008

John Coltrane se asoma al balcón por última vez

Había mandado tapar las fotografías

que antes miraba con las manos deshechas de un hombre.

Permanece el espejo al hombro izquierdo,

dándole la espalda de si mismo

agarrado al saxofón,

como quien se apoya en los hilos de un titiritero.

Las hienas en silencio.

Su música un motor perfectamente engrasado.

Se dejó transformar en vieja dama

que por las tardes habla a su mecánico

y vive de olvidar lo que creyó.

Pero le escuchan. Por fin.

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